Nuevo Cap...Enjoy (:
Capitulo 6: Tiempo Parte 1
“Bella”… Era en lo único que podía pensar. Siempre que estaba sin hacer nada o sin sueño como en estos momentos mi mente viajaba hacia aquella hermosa castaña que tenía mi corazón.
Dejarla fue lo más difícil que me toco hacer en toda mi corta vida. Verla llorando, desarmándose por completo y sabiéndome el culpable de esa tristeza me hacia odiarme. Más no me podía quedar, tal vez si ella hubiera luchado por sus sueños ahora estaríamos los dos juntos, estudiando en el mismo continente y país sin necesidad de esta distancia, pero prefirió complacer a su padre y estudiar una carrera que ni siquiera le gustaba.
Le jure regresar por ella y lo haría, cumpliría con mi palabra y solo esperaba que ella cumplirá la suya. Recordar los momentos de intimidad que tuvimos me hacía querer tomar el primer vuelo de regreso a Forks para volver a estar con ella.
Había estado con muchas mujeres antes, o más bien niñitas que lo único que buscaban era calentar la cama del mujeriego Edward Cullen, lo confieso comencé con mi vida sexual a los 15 y no me enorgullezco, antes lo hacía, me pavoneaba hablando de ello, mas ahora no. Me daba vergüenza no saberme tan puro como mi Isabella. Ella se había guardado para alguien especial y de eso si me enorgullecía, saberme especial para recibir tan hermoso regalo… su virginidad.
Recordar como mis labios y mis manos, recorrían su suave piel, piel jamás tocada por nadie que no fuera yo de esa manera tan íntima, me ponía verdaderamente duro. Recordar sus gemidos que eran la más suave melodía jamás tocada por ningún músico, así fuera el mejor. Su cuerpo entero, hermoso como solo ella podía serlo, contraerse de placer, placer proporcionado por mí. La manera tan suya de entregarse a mí, de confiar en mí, de dejarse llevar y disfrutar de lo que mi cuerpo le ofrecía, eran recuerdos hermosos que jamás podría borrar de mi memoria.
Recuerdo que al verla por primera vez pensé que ella podía ser mi nuevo “juguete” a como estaba acostumbrado en Alaska, pero basto solo un poco hablar con ella, para darme cuenta de que mi Bella, no solo tenía belleza, sino que era inteligente. No me costó mucho el conquistarla, siendo amiga de Alice, de quien recibí un poco de ayuda siempre coincidíamos “por casualidad” y de ahí se fue formando ese lazo de amistad que enseguida paso a ser atracción y después amor. Un amor enorme que ni con la distancia disminuía ni lo haría, al menos por mi parte y esperaba que el sentimiento fuera mutuo. Yo sabía que Bella podía encontrar a alguien mejor que yo, porque ¡Demonios!, claro que los había. Pero mi lado demasiado egoísta que impedía dejarla ir con alguien que le convenía mucho mas. La amaba, estaba completamente amarrado de su dedo meñique y esperaba que nunca me soltara.
El primer mes fue durísimo estar tan lejos, todos
los días la extrañaba y no podía concentrarme en mis clases. Aun así me esforcé mucho. Tantísimas veces que no tengo la cuenta tuve que amarrarme las manos para no mandarle aunque sea un mensaje o llamar a casa para preguntar por ella.
Estaba por cumplir 2 meses de mi estadía en Londres y había llamado a mamá.
-Casa de la familia Cullen – contesto una de las muchachas.
-Con la Sra. Cullen, por favor.
-¿Quién la busca? – pregunto.
-Edward – fue lo único que dije para que la escuchara como comenzaba a llamar a mi madre a gritos avisando de mi llamada.
-¿Edward? – pregunto mamá y podía escuchar la emoción en su voz.
-Hola mamá – le conteste sonriendo y quitándome el auricular del oído al escuchar su grito de júbilo.
-Mal hijo, tienes casi dos meses allá y no te puedes tomar un poco de tiempo para hablar con tu madre.
-Lo siento – me disculpe – pero he estado estudiando muchísimo mamá. ¿Cómo están? – pregunte haciéndome el tonto para ver si me decía algo de Isabella sin que preguntara.
-Carlise y yo muy bien, extrañándote muchísimo hijo, no debiste irte tan lejos – dijo tristemente.
-Yo también los extraño mamá. Y sabes que este siempre fue mi sueño desde pequeño. – Siempre quise ser un gran medico como papá. Siempre que llegaba de trabajar corría hacia el esperando una nueva historia de cómo mi súper héroe había salvado una vida.
-Lo se, solo… duele verlos crecer, Emmet también se fue ya con Rosalie y tu prima Alice también junto con Jasper- hizo una pausa como dudando de lo que diría. – Hijo… Bella no está bien – eso me alarmo – No quiso despedirse de ninguno de sus amigos cuando fueron a su casa, me dijo Alice que Renee les dijo que Bella se sentía mal y no podía recibirlos, no es nada físico, solo a lo que me dijo es algún tipo de depresión…Renee dice que se le pasara o eso le dijo el doctor, pero aun así me preocupa… - termino mamá de contarme. Ahora me arrepentía haber preguntado por Bella, me sentía tan mal de dejarla y que ella estuviera así.
-Lo ce, mamá. Yo también me siento triste pero…
-Lo ce, no puedes regresar y ella también lo entiende Edward, solo creo que debes llamarla que sepa de ti y… - la corte.
-No mamá, Bella y yo quedamos en un acuerdo el cual voy a respetar, fue su decisión no saber de mi hasta que volviera para quedarme siempre junto a ella y lo cumpliré.- aunque me cueste muchísimo… pensé para mí mismo.
-De acuerdo, pero Edward… yo solo espero que no sea demasiado tarde hijo – yo también lo esperaba, pero confiaba en Bella y sabía que su promesa era tan fiel como la mía y que cumpliría con lo que me prometió.
-Bueno mamá, tengo que irme, me estoy desvelando y eso no lo debo hacer. Si ves a Bella dile que la amo por favor.
-Se lo diré mi niño, descansa y llámame pronto ¿Sí? – me pidió.
-Lo hare. Los quiero saluda a Carlise de mi parte – y colgué.
-Hey Edward, ¿Qué haces despierto? – pregunto Mark.
-No podía dormir y decidí llamar a casa – le respondí. – Lamento si te desperté – me disculpe.
-No te preocupes, descansa. – me deseo acomodándose de nuevo para dormir.
No le conteste ya que tenía el sueño tan pesado que en cuanto ponía la cabeza en la almohada nada lo despertaba, ni siquiera Andrew cuando llegaba totalmente borracho y tirando mil cosas por el pasillo.
Mark era uno de mis compañeros de cuarto. Era agradable e igual de estudioso que yo. Por lo que sabía no tenia novia ya que solo se quería dedicar a estudiar por ahora. Vivía en Vancouver, Canadá y al igual que yo estaba becado pero él no contaba con demasiados recursos, así que lo que para mí era solo un gusto por demostrar mantenerme yo solo y ser autosuficiente, para él era una necesidad. Teníamos otro compañero, Andrew, el no tenia novia, pero si tenía amigas con derecho, era muy buen estudiante, pero las noches para el eran “sagradas” y se la pasaba de fiesta en fiesta. Siempre nos invitaba pero a ninguno nos gustaba andar en esos lugares que el frecuentaba, además que ya sabíamos que nos quería para presentarnos amigas y sus tipos de “amigas” no eran de nuestros gustos, bueno, al menos no de los míos.
Esa platica con mamá me había dejado pensando muchas cosas y con unas ganas enormes de tirar todo por la borda y regresar junto a mi Isabella. Debería estar sufriendo tanto como yo por nuestra separación, porque aunque yo no estaba en depresión como mamá me lo había dicho que estaba ella, yo también sufría el separarnos, los estudios me distraían y me ayudaban a no pensar de vez en cuando, pero en cuanto tenía un tiempo libre mi mente volvía a ella.
Le había prometido regresar y lo haría, pero lo haría siendo un gran profesionista, un gran médico que le pudiera dar todo lo que se merecía por mis propios medios, porque aunque tenia de herencia una fortuna, quería también poder formar la propia para dejarles a mis hijos las oportunidades que yo también tengo.
Mis hijos… pensar en esas personitas que aun ni siquiera estaban formándose me hacia sonreír como idiota. Imaginar a mi Bella embarazada, con un vientre redondo como pelotita, con nuestros hijos dentro de él, formándose y ella cuidando de ellos con un inmenso amor que sabia les tendría, me daba una inmensa alegría. Nunca me habían gustado los niños en particular, pero pensar en unos propios, míos y de Isabella cambiaba totalmente mi forma de pensar.
Con ese pensamiento de quede dormido y con una sonrisa de idiota en la cara.
Estaba parado junto al marco de una puerta observando la imagen más hermosa que había visto en mi vida…
Bella sentada en una silla mecedora al lado de la ventana de una habitación que era claramente de un bebé por cómo estaba decorada, con su hermoso vientre redondeado acariciándolo con ternura y cantándole una canción de cuna… Bella estaba embarazada.
De repente su expresión cambio por algo como de dolor y me asuste, me acerque hasta ella para saber qué era lo que había pasado y en ese momento su rostro cambio por uno de absoluta felicidad y gruesas lagrimas caían por sus mejilla, mientras seguía acariciando su vientre.
Cuando se dio cuenta de mi presencia, sin mediar palabra tomo mi mano y la puso suavemente sobre su vientre y ahí lo sentí… mi hijo se estaba moviendo. Levante mi vista hacia Bella que aun seguía llorando de felicidad y sin voz me dedico un “te amo” solo moviendo sus labios, gesto el cual regrese del mismo modo.
Me agache hasta estar a la altura de su vientre y plante un beso ahí donde estaba el movimiento de nuestro bebé y le dije suavemente:
-Te amamos.
Desperté al escuchar un sonido bastante molesto y repetitivo y me di cuenta de que era mi despertador regresándome de mi más maravilloso sueño. Esa fue la primera noche con soñé con Bella embarazada…
Tres meses había pasado desde que decidí dejar Forks y perseguir mi sueño, no había vuelto llamar a casa desde que lo hice hace un mes, había tomado la costumbre de solo enviarle mails a Carlise para hacerles saber a él y a mi madre que estaba bien.
Todo un mes estuve soñando con mi Bella embarazada, tal vez solo era el deseo de poder formar algún día una familia con ella. Después de ese mes los sueños desaparecieron y nunca más volví a ver en sueños esa hermosa imagen.
De ella… de ella no sabía nada, Carlise no hablaba de ella en los mails que me mandaba y yo tampoco preguntaba. Tal vez ella misma les había pedido que no me dijeran nada y yo lo entendía.
Ya llevaba más del año y mis estudios iban de lo mejor. Había pasado casi todas mis materias que había tomado con honores y eso me ponía muy orgulloso de mí mismo. Había dejado de vivir con Mark y Andrew y me había mudado a un apartamento cerca de la universidad que aunque no era lujoso era muy espacioso y me encantaba. Con el trabajo que había conseguido en la universidad como auxiliar en la biblioteca o en alguna de las cafeterías con las que contaba, ganaba algo de dinero y tomando un poco o bueno de acuerdo, un mucho de la fortuna que tenía en el banco pude comprarme un departamento para mí solo y decorarlo. Había decidido invertir en ello por el simple hecho de poder vivir solo.
No es que me molestara vivir con otras personas, bueno de Mark no tenía ninguna queja, pero definitivamente Andrew era otra cuestión. Había estado tomándose la libertad los últimos meses que viví con ellos, de llevar a algunas “amigas” al departamento y armar fiestas cosa que a mí verdaderamente me desagradaba. Aun eran mis amigos, nos veíamos en la universidad y a veces comíamos juntos. Andrew como siempre me invitaba a que fuera a una fiesta con él y Mark ahora ya se había unido a Andrew y entre los dos me rogaban porque me uniera al club de los solteros.
Es por eso que aquí estaba, saliendo de la ducha para alistarme e ir a uno de los clubs más sofisticados y ultra secretos V.I.P como los llamaba Andrew, y también ahora Mark. Acepte salir con ellos solo para demostrarles como me aburrían esos lugares y que así me dejaran por fin en paz.
Estaba tratando de domar a mi cabello cuando tocaron el timbre de mi puerta.
-Ya voy – grite. Estos sí que eran puntuales aun faltaba media hora para que llegaran.
Al abrir la puerta ahí estaban los dos impecablemente vestidos con traje.
-Vámonos Edward, se nos hará tarde – decía apresurado Mark. ¿Desde cuándo a él le importaba llegar temprano para tomar hasta perder el sentido?
-Hey, aun falta media hora que se suponía pasarían por mí.
-Entre más temprano lleguemos agarraremos a los mejores coños, así que deja de estar de amargado y vámonos.
-Ya había quedado con ustedes que si los acompaño es solamente para que se den cuenta de que odio esos lugares y me dejen en paz ¿Ok? – les advertí completamente serio y con la clara amenaza de que no les fuera ocurrir la idea de que yo metiera a una mujer en mi cama.
-Si, si, muy de acuerdo sacerdote, ahora apresúrate. – se burlo Andrew y se encamino hacia la puerto – Los espero en el coche.
-Vamos amigo, diviértete solo una noche Edward, estudiamos mucho, nos merecemos un descanso de vez en cuando ¿no crees? – me dijo Mark.
-Si, lo ce, pero bien podríamos hacerlo en otros lugares, pero bueno, vamos antes de que Andrew suba por nosotros. – dije resignándome a acompañarlos.
Salimos de mi apartamento y Andrew ya nos esperaba en su coche con una cara de mierda que no podía con ella.
Condujo sin dirigirnos la palabra, sabía bien que estaba enojado y la verdad es que no me importaba. Llegamos a un lugar del cual no vi el nombre y tampoco me importaba, el valet parking se llevo nuestro coche y con solo unas cortas palabras de Andrew al gorila de la puerta, se nos permitió el paso, dejando atrás la enorme fila que nos gritaba bastantes palabras altisonantes.
Definitivamente esto no me gustaba, las chicas y los chicos además de bailar muy sensualmente entre ellos y hasta parecer estar a punto de tener sexo en ese mismo instante, estaban demasiado tomados y creo que algunos hasta estaban drogados. Una chica rubia que llevaba un vestido demasiado corto que estaba seguro que si se agachaba un poco más nos enseñaría sus nalgas, así como un escote bastante pronunciado y que no había necesidad de agacharse para que se le vieran los senos, se le acerco a Andrew quien sin ningún pudor le dio un beso monumental en la boca.
-Lauren cariño, la mejor mesa, por favor – le dije según él con su mejor tono de conquista cuando termino de comerse a la rubia.
-Claro amor, - le contesto la chica demasiado melosa – la reserve para ti y tus amigos – nos dirigió una mirada cargada de coquetería que solo Mark le correspondió – Lauren – dijo extendiendo su mano hacia mí.
-Edward – dije serio y mostrándole que no estaba interesado en ella.
-Mmm, que serio – dijo y se dio vuelta dirigiéndonos a la mesa moviendo sus caderas tanto, que pensé se quebraría en algún momento. – Diviértanse, cualquier cosa que necesiten, no duden en pedírmela – dijo con doble intención aun mirando hacia mí, para luego voltear hacia Andrew y guiñarle un ojo a lo que este correspondió dándole una nalgada en cuanto se dio la vuelta. ¿Que acaso esta mujer no tenia dignidad?
-Bueno ahora si a disfrutar la noche mis queridos amigos y no te amargues Edward, Lauren es lo mejor que hay y al parecer está dispuesta a todo contigo, es guapa, una maquina sexual, no te pide que te cases con ella, créeme amigo no te arrepientes – dijo moviendo las cejas sugestivamente de arriba abajo.
-Cállate Andrew, créeme que si aun sigo aquí metido es solo para comprobarte cuanto me aburre esto, voy a la barra – dije levantándome y tratando de alejarme de sus comentarios perversos.
Pedí un whisky y mientras me lo servían observe bien el lugar en el que me encontraba, para nada se parecía a los clubs que visitábamos nuestros amigos y Bella, a los que solíamos ir eran más tranquilos, claro que había alcohol y no dudaba que drogas pero solo quien quería ingerirlos lo hacía, pero aquí aparte de todo eso, parecía ser un club estilo Las Vegas. Todos parecían querer follar en ese mismo instante.
-Eres nuevo – escuche una voz detrás de mi asegurar.
-¿Perdón? – pregunte y voltee hacia la persona dueña de la voz. Era una mujer, alta, morena, guapa no se podía negar, y no parecía tan descarada como Lauren.
-Digo que eres nuevo aquí, tu cara de desconcierto lo dice todo. Soy Leah – dijo extendiendo su mano y la tome dándole un apretón.
-Edward – dije simplemente.
-No estas cómodo aquí, no entiendo porque aun sigues en este lugar, si te vas Andrew no lo notara, un porro mas y estará muy entusiasmado con Lauren en el cuarto de servicio – dijo divertida y mirando hacia mi amigo quien estaba tocando descaradamente las piernas de Lauren que ya estaba de regreso en la mesa. Me extraño no ver a Mark y estaba a punto de preguntarle a esta mujer que parecía saberlo todo cuando me contesto – Mark debe estar por ahí con Monique, es su preferida, no te preocupes por él, ella está limpia, en cambio Lauren quien sabe…
-¿Tu como sabes tanto? ¿Cómo sabes que vengo con ellos? – le pregunte.
-Te vi llegar, y luego Lauren nos aviso que había llegado Andrew con un nuevo amigo que estaba buenísimo y bueno, claro que lo estas – dijo sorprendiéndome con sus palabras – Y bueno es todo en este club porque trabajo aquí, al igual que Lauren, - voltee hacia ella quien ahora que me fijaba también tenía un vestido corto pero a ella no se le veía tan vulgar como a Lauren – No soy tan zorra como ella, ni me acuesto con los clientes, las dos somos “animadoras” de aquí, pero ella sí que hace todo lo contrario a mí. Por eso gana mucho más en propinas la muy perra, pero no estoy dispuesta a rebajarme a tal grado – yo estaba muy confundido esta mujer estaba contándome su vida sin conocer nada de mí, solo mi nombre.
-Oh veo – fue lo único que pronuncie como idiota.- Bueno Leah fue un placer, tomare tu palabra y me iré, si pregunta tu amigo Andrew por mi le dices que me retire, hasta luego.
-Nos vemos Edward, yo le doy tu recado a “tus” amigos – dijo remarcando el tus y se dio la vuelta perdiéndose en la multitud. Ni siquiera tome el trago que el barman me había servido así que simplemente deje el dinero suficiente para pagarlo en la barra y salí de ahí. Tomaría un taxi ya que no traía coche.
Llegue a casa y después de darme una ducha para quitarme el apestoso olor a marihuana, cigarros y alcohol que traía y estaba seguro se me había impregnado en el club, me acosté y como ya me era costumbre tome mi celular para poner la foto que le había tomado a Bella la primera noche que estuvimos juntos, la primera noche que le hice el amor. Bella dormía tan profundamente que no evite admirarla y tomarle una foto a su pacifico y hermoso rostro.
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Un año, un año sin saber de ella era demasiado, pero tenía que aguantar, mi amor por ella no había menguado ni lo haría. Diario me preguntaba que estaría haciendo, con quien, si estaba igual de hermosa o ahora lo estaba más. Si me recordaba como yo a ella…
-Ay mi amor, cuento los días para volver a estar a tu lado – dije admirando su foto y tocando su rostro en la pantalla de mi móvil – Voy a cumplir mi promesa Bella, lo hare porque te amo…
Quien me viera diría que estaba loco, hablándole a una fotografía y por si fuera poco dándole un beso al rostro de mi Bella en la pantalla, más no me importaba, porque estaba loco, pero de amor y por ella…
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Dos años…
-¿Edward? – La escuche llamarme desde la sala de estar - ¿Dónde estás? – la escuche preguntar.
-Aquí – asome la cabeza por la puerta del estudio y ella en cuanto me vio sonrió como una niña pequeña emocionada.
-¡Edward! – exclamo corriendo a abrazarme y casi hace que pierda el equilibrio y que caigamos juntos al suelo.
-Tranquila Lee, y ¿ese entusiasmo? – le pregunte sonriendo y abrazándola ya que ella seguía pegada a mi pecho y solo levanto la mirada dedicándome otra sonrisa para luego murmurar:
-Lo logre, - y luego se despego de mi para dar saltitos parecidos a los que daba Alice cuando algo la emocionaba- ¡Me aceptaron! – termino feliz.
-Me alegro mucho por ti Lee, te lo mereces – dije realmente feliz por ella.
-No lo hubiera logrado sin tu ayuda, muchas gracias Edward – dijo volviéndome a abrazar para luego levantar su rostro y sin previo aviso juntar sus labios con los míos.
-Leah, - dije completamente serio y tomándola por los brazos para separarla sutilmente. Ella abrió los ojos y me miro para luego disculparse.
-Lo siento – dijo apenas audible,- perdóname Edward, yo… yo mejor me voy – dijo dándose la vuelta para dirigirse hacia la puerta.
-Leah – la llame pero ella no volteo solo se paro tomando el pomo de la puerta – Te quiero, pero no de la manera que tu quieres que lo haga y lo sabes…
-Si, solo… olvídalo, me voy, gracias por todo Edward. Nos vemos luego – y se fue. No la detuve ya que no quería confundirla más.
Leah ahora era una de mis amigas aquí, después de que nos conocimos en el club aquella primera y última vez que acompañe a Mark y Andrew no la volví a ver hasta después de un par de meses que me la tope en el supermercado.
Estaba con cero víveres en mi alacena y siendo domingo decidí hacer una visita al supermercado. No sabía cocinar así que siempre compraba comida congelada que con solo ponerla en el microondas voila, tenia comida comestible.
Estaba en el departamento de congelados, cuando escuche de nuevo esa voz.
-Alguien no sabe cocinar – dijo burlona.
-Hola Leah- dije simplemente y con una sonrisa amable.
-Hola Edward, recuerdas mi nombre eh – dijo guiñándome un ojo de manera juguetona y luego se me acerco bastante y me quede pasmado – tranquilo, no te voy a violar solo quería tomar unas papas a la francesa – dijo sonriendo divertida y mostrándome el paquete de papas a la francesa congeladas que había tomado.
-¿Cómo has estado Leah? – pregunte amablemente.
-No me quejo, odio trabajar en ese club pero – suspiro – cuando sales de tu casa a una edad muy corta y estas en un país en el que no conoces a nadie tienes que echarle ganas para salir adelante. ¿Cómo estas tu Edward? –dijo simplemente como si hablara del clima y estuviera acostumbrada a las fuertes nevadas.
-Bien, gracias – dije simplemente y ella sonrió.
-Sí, se te nota, tus ojos dicen que estas bien por fuera solamente, no me meteré en tus asuntos, solo espero que lo que sea que atormenta tu mirada pase pronto. – Me dejo completamente pasmado, como siempre que me la encontraba, Leah era buena leyendo a las personas – Te dejo que hagas tus compras Edward, nos vemos – se despidió con un gesto de la mano pero antes de que se fuera la llame.
-Leah, espera, tal vez podríamos hacer las compras juntos – dije para después arrepentirme, no quería que ella pensara que yo buscaba tener algo romántico con ella o peor, que pensara que solo quería tener una noche de sexo y ya. Estaba a punto de arrepentirme cuando me contesto.
-Claro, tal vez te doy recetas de cocina y así no mueres de hambre con comida congelada y… no te preocupes esto es con cero compromisos – dijo soltando un carcajada y comenzando a empujar su carrito. La seguí.
Estuvimos platicando de cosas sin importancia y al último Leah se ofreció a ayudarme con la comida de la casa, al principio me dijo que lo haría sin que yo le pagara pero cuando me conto de su sueño de estudiar psicología pero que con el dinero que le pagaban en el club no le ayudaba mucho decidí “contratarla” como mi chef personal. Tuve que insistir muchísimo para que aceptara y al final dijo que solo lo haría si antes le permitía darme una prueba de su comida y sin costo y si me gustaba aceptaba.
Desde ese día Leah se había vuelto una especie de amiga, además de alimentarme hablábamos de todo, pero lo raro entre nosotros era que solo éramos Leah y Edward, sin apellidos. Me conto que ella también había estado enamorada pero que su amor era imposible y yo le conté de Bella, claro que nunca me dijo el nombre de su amor y yo tampoco del mío, teníamos una amistad rara pero muy cómoda. Tres meses después de haberla conocido me confesó que sentía algo por mi pero que comprendía que no le podía corresponder aunque de vez en cuando sus sentimientos “salían” como hoy. Pero después ella regresaba como si nada.
Me sentía algo triste porque su momento de felicidad por haber entrado a la universidad se arruinara por el momento incomodo que tuvimos pero estaba seguro que cuando ella se sintiera cómoda de nuevo volvería. Además Leah tenía llaves de la casa así que podía volver cuando quisiera. Confiaba plenamente en ella. La veía como una hermana o como si fuera Alice, mi prima. Quería protegerla y me caía muy bien. Pero nada se comparaba con el instinto de protección que sentía hacia con Bella, con ella era diferente porque la amaba.
No la había olvidado, pero había aprendido a pensar en ella solamente cuando estaba solo y dedicarle esos momentos viendo su fotografía y hablándole de mi día ya fuera pesado o relajado. Quien me viera diría que era un completo loco mas no me importaba, hablar con su foto, me hacía pensar que ella me escuchaba o al menos me sentía cerca de ella.
Solo quedaba esperar que siguieran pasando los días, meses, años e incluso las horas y minutos para poder ver de nuevo su hermoso rostro y así, poder abrazarla, besarla y hacerla mía…
Continuara…
…
Hola chicas, una disculpa por no actualizar la semana pasada pero me fue imposible (: Espero les haya gustado el capitulo. Por favor les ruego un comentario :DDDDD aunque sea solo un "Me Gusta" ¿sí?
Nos vemos la próxima semana.
Besos, Lucy (:
wow buen capi, ya pasaron dos años, ya quiero leer el próximo, saluditos y nos leemos pronto :-)
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