lunes, 27 de junio de 2011

Promesas: Capitulo 2

Capitulo 2: Promesa

Advertencia: Este capitulo contiene sexo gráfico, así que menores o mentes débiles abstenerse de  leer :) (Si eres menor y lo lees no me lo digas ;) no quiero cargos de conciencia xD) 

Capitulo 2: Promesa 

Estaba nerviosa no lo podía negar, y además quien no lo estaría en su primera vez, pero todos esos pensamientos se me olvidaron en el momento en el que sentí como Edward me deja sobre la cama y sentía su cuerpo sobre el mío. Sus labios eran demasiado insistentes sobre los míos, nunca los había sentido de esa manera y con esa seguridad. Cuando nos falto el aire nos separamos, pero el solo lo hizo de mis labios, ya que siguió un camino de mi mandíbula hasta mi cuello, mi respiración se hizo errática cada vez que Edward se acercaba al escote de mi vestido.
Edward se quedo quieto cuando se dio cuenta de que yo no me movía.
-¿Bella?, amor, ¿estás segura?
-Sí- dije tratando de regular mi respiración y mirándolo confundida- ¿Por qué lo preguntas?
-Es que te siento muy nerviosa, ya sabes que si no quieres hacerlo, no te obligare, yo…- puse uno de mis dedos sobre sus labios que estaban algo rojos e hinchados por nuestros besos.
-Quiero hacerlo, quiero ser tuya.- y para que no le quedara duda alguna, acerque mi mano hasta los botones de su camisa y comencé a abrirlos uno a uno nerviosamente. Nos tuvimos que poner de pie para que Edward pudiera llegar al cierre de mi vestido. Cuando termine de desabrochar los botones de su camisa, no pude resistirme de tocar sus músculos que estaban muy bien trabajados, con mis manos recorrí todo el camino hasta sus hombros donde deslice su camisa para que cayera al suelo. Edward no espero un segundo más para llevar sus manos hasta mi espalda y bajar el cierre de mi vestido que en cuanto estuvo abierto se deslizo fácilmente por mi cuerpo, inmediatamente mi inseguridad volvió y use mis manos para taparme pero Edward me tomo de las manos y las separo de mi cuerpo, el cual se quedo mirando o más bien admirando y en ese momento me cohibí, su mirada era tan penetrante y evaluadora que estaba segura ya se había arrepentido de estar conmigo.
-Eres hermosa, mi amor- ok… eso no me lo esperaba y mucho lo siguiente- no sabes lo mucho que te deseo Bella, lo he hecho desde siempre, mi vida.
No me dio tiempo de responder, cuando menos lo esperaba ya estaba besándome de nuevo y pegándome completamente a su cuerpo, fue ahí cuando caí en la cuenta de que el aún estaba vestido de la cintura para abajo y esa ropa sinceramente me estorbaba y mucho. Acerque mi mano hasta la hebilla de su pantalón completamente nerviosa, pero solo basto mirar a sus ojos y ver deseo en ellos para darme el valor de desabrochar su cinturón y adentrar mi mano dentro de su pantalón. Gemimos al unisonó y yo además me sonroje al darme cuenta de lo que estaba haciendo ¡Estaba tocando su miembro! Sin vergüenza alguna y Edward parecía disfrutarlo o eso era lo que sus jadeos y roncos gemidos me indicaban.
Nunca en mi vida me había sentido tan poderosa, poder crear esas sensaciones en su cuerpo me hacían querer llegar más lejos con él y darme de topes por no haber disfrutado de este delicioso placer mucho antes. Edward tomo mi mano y la saco de su pantalón, estaba confundida pensé que le estaba gustando lo que yo hacía.
-Adoro lo que haces Bella,- ¡Demonios! ¿Es que acaso el leía mentes?- pero quiero darte placer a ti también mi amor.
Dicho esto, se quito el mismo su pantalón mientras yo estaba absorta viéndolo solo con sus bóxers, prenda que al igual que su pantalón desapareció dejándome ver a un Edward muy bien dotado. Dios mío, ¿es que acaso Edward no tenía un solo defecto? Me sonroje en demasía al ver que me había quedado como boba viéndolo directamente ahí, pero era imposible no hacerlo.
Lo vi acercarse a mí como lo hace un león con su presa y después solo sentí sus labios sobre los míos y al momento siguiente sus manos en mi espalda tratando de desabrochar mi sostén, mas no importo, estaban totalmente confiada y ya no tenía una sola duda de que quería hacer el amor con Edward y confiaba plenamente en él para que hiciera conmigo lo que quisiera.
Me recostó sobre la cama quitándome el brasier y sus ojos inmediatamente se dirigieron a la parte de mi cuerpo que acaba de desnudar.
-Nunca me cansare de repetir lo preciosa que eres mi amor… nunca - dijo con la voz completamente ronca por la excitación y el deseo. Se recostó sobre mí, sin dejar que un solo gramo de su peso cayera sobre mi cuerpo, comenzó a besar de nueva cuenta mi cuello y después se detuvo antes de llegar a mis senos. 
Antes de que pasaran cinco segundos ya estaba chupando ávidamente uno de mis muy erectos y excitados pezones, y yo solo podía gemir y jadear su nombre.
-Ed…Edward…Ahhh- no podía formar una frase coherente con el trabajando en uno de mis pechos y después cambiando al otro para darle la misma atención. Mi entrepierna estoy segura que era una piscina de lo empapada que debería estar. Edward mordisqueo uno de mis pezones y fue mi limite- ¡Edward!-grite como posesa por el infinito placer que recorrió mi cuerpo.
Él siguió un camino de besos húmedos por todo mi abdomen, pasando por mi vientre y sentí como quitaba la última prenda que me dejaba en las mismas condiciones que él, desnuda. Estaba totalmente absorta en las sensaciones que estaba empezando a sentir que solté un pequeño gritito en cuanto sentí como Edward me daba el beso mas intimo que jamás habíamos compartido. Se abrió paso entre mis labios íntimos para comenzar a besar y luego succionar ese punto escondido de placer que sabía que tenía pero que hasta ahora estaba de verdad estaba conociendo sus beneficios.
Me sentía tan cerca de mi liberación cuando Edward dejo de hacer lo que hacía, y casi lo golpeo con tal de que vuelva a donde estaba, cuando se coloco sobre mí besándome apasionadamente. Pude sentir lo que imagine serian mis propios fluidos en sus labios cosa que me hizo gemir.
-Quiero que sepas que te amo más que a nada en el mundo, mi amor,- me dijo Edward con una ternura infinita dándome un pequeño beso en los labios- prométeme que si te hago daño me lo dirás, pararemos si tú me lo pides.- Le juraría cualquier cosa que quisiera con tal de que aliviara el tremendo dolor que tenía en la entrepierna.
-Lo hare, ahora hazme tuya de una vez Edward, sabes que te amo y quiero que tú seas el primero… y el único- Edward sonrió como nunca lo había hecho y me beso apasionadamente. Lo sentí posicionarse en mi entrada y recorrer con su miembro todo mi sexo recogiendo mis flujos antes de comenzar a entrar. No niego que sentí dolor, pero más bien se sentía incomodo, demasiado para ser realistas.
-¿Duele?- me pregunto con miedo en su voz.
-Un poco, pero pasara- trate de sonreírle pero estoy segura que solo salió una mueca extraña.
-Si quieres que pare, solo tienes que decirlo- me dijo de nuevo. Amaba a este hombre por preocuparse tanto por mí.
- Pasara, estoy bien, mi amor, continua- dije tratando de hacerme la valiente.
Edward salió un poco de mí para entrar de nuevo pero de golpe, cosa que si dolió. Solté un gritito y una lágrima resbalo por mi mejilla.
-Lo siento mi amor,- dijo Edward tratando de retirarse de mí pero se lo impedí rodeando con mis piernas sus caderas y sintiéndolo mucho más dentro mío.
-No, sigue por favor- Edward me miro a los ojos como tratando de encontrar duda en ellos pero fui más rápida que él y lo bese. Comencé a mover mi cadera para que entendiera que ya estaba pasando el dolor y la incomodidad, y era verdad, esas dos sensaciones nada buenas estaban siendo remplazadas por unas mucho mejores. Edward comenzó un suave vaivén con sus caderas mientras empezaba un recorrido con sus labios de mi cuello hasta mis senos los cuales comenzó a besar, succionar y mordisquear.
Edward me estaba llevando al borde con sus labios y su poderoso miembro, el cual comenzaba a sentir palpitar en mi interior.
-Es…Estoy ce…cerca amor,- me dijo Edward entre embestidas y yo también lo estaba, sentía una burbuja en mi vientre que estaba a punto de explotar.

-Yo…Yo también amor, estoy cerca…Ahhhh, ¡Edward!- grite como nunca lo había hecho en mi vida. Las sensaciones que sentí al momento de mi liberación no las comparaba con nada, era como relajar todos los músculos de tu cuerpo y entrar en un estado tremendo de relajación en el cual nada te perturbaba. Unas cuantas estocadas después, sentí a Edward seguirme con su liberación y fue maravilloso sentir llenarme de su esencia marcándome como suya para siempre.
Edward cayó sobre mí después de su orgasmo pero inmediatamente nos giro quedando yo arriba de su cuerpo para no soportar su peso, beso mi cabello repetidas veces y acaricio mi espalda hasta que nuestras respiraciones erráticas, regresaron a su estado regular y salió de mí dejando con una sensación de vacío.
-Te amo, mi amor, gracias por darme este hermoso regalo, no sabes lo feliz que hizo saber que yo fui el primero en tu vida,- decía entre susurros en mí oído mientras que seguía acariciándome, haciendo dibujos invisibles en mi espalda. Yo estaba exhausta así que lo único que pude decir fue:
-Yo también te amo,- antes de quedarme profundamente dormida, completamente feliz entre sus brazos.
  
EPOV
Tenerla así, entre mis brazos, profundamente dormida, me daba una paz enorme que nunca en mis 18 cortos años de vida había sentido con ninguna otra mujer con la que había estado.
Me dolía tener que separarme pronto de ella y me daba mucho miedo pensar que tal vez en ese tiempo en el que no nos tendríamos el uno al otro, ella encontrara a un hombre mejor que yo, porque claro que los había, aunque ella me dijera que no iba a encontrar a nadie como yo… Ojala que eso fuera verdad, ojala que ella me esperara y dentro de unos años pudiéramos volver a estar juntos, casarnos, formar una familia juntos, vivir toda una vida juntos… ¡Demonios!, era en estos momentos en los que yo me arrepentía de tener que irme tan lejos para seguir mi sueño de ser un gran médico. Londres estaba al otro lado del mundo, y aunque tenía el dinero suficiente para poder viajar cada fin de semana y visitar a Bella, ella me había dicho que no lo hiciera, que nos mantendríamos en contacto por mails o por teléfono de vez en cuando. ¡Cielos!, yo quería hablar con ella a diario, verla, sentirla, besarla, acariciarla, hacerla mía, como lo acababa de hacer hace unos instantes, pero Bella había preferido que después de que yo me fuera Londres, no nos volviéramos a ver, solo hablarnos de vez en cuando ya que ella quería que no me sintiera atado de volver si es que encontraba a alguien “mejor” allá.
Era obvio que yo no iba a encontrar a nadie mejor que ella, pero si ella así lo había querido entonces así seria.
Sentí a Bella removerse entre mis brazos, clara señal de que estaba despertando.
-Hola mi amor,- le dije dándole un suave beso en los labios al saberla despierta aunque ella aun no abriera sus hermosos ojos chocolate.
-Mmm,- fue lo único que contesto.
-¿Cómo te sientes?,- dije acariciando su espalda desnuda.
-La verdad… Adolorida,- dijo con sus mejillas sonrojadas.
-Lo siento, soy el culpable.         
-No, yo también tuve culpa, anoche estaba muy dispuesta,- dijo sonrojándose de nuevo por las palabras que acaba de decir, a lo que yo solo pude soltar una carcajada. Mi hermosa Bella era adorable, anoche era tan apasionada y ahora tan tierna y tímida.
-Bueno que te parece si tomamos una ducha juntos y después te llevo a tu casa estoy seguro que tu madre ya debe estarse preguntando donde estas,- y es que aunque estaba seguro que Renee ya suponía lo que haríamos, gracias a la boconas de Alice y Rosalie, estaba segura que a Charlie no le haría mucha gracia también enterarse de lo mismo.  
-Tienes razón, ¿Qué hora es?- pregunto.
-Ammm, las 8:00 de la mañana, dormiste mucho dormilona,- dije en broma.
-Fue tu culpa me dejaste agotada anoche,- dijo queriendo parecer enojada.
- Anda, vamos a darnos un baño un baño y desayunaremos, para después dejarte en tu casa,- dije saliendo de la cama, pero me desconcertó ver que Bella no me seguía, voltee a ver qué pasaba y la encontré mirándome fijamente y en eso caí en la cuenta de que había salido de la cama completamente desnudo.
-¿Algo que te guste, amor?,- pregunte en broma dándole una de mis sonrisas torcidas.
-Yo… Eh… eres un presumido,- dijo aventándome una almohada,- y cúbrete que estas pervirtiendo mis ojos,- dijo aun riéndose.
-Creo que anoche los pervertí demasiado, mi vida, y ahora anda si no quieres que se nos haga más tarde,- La vi renuente a salir de la cama y caí en la cuenta de que ella estaba desnuda y si como ya dije Bella tenía muchas sorpresas y era demasiado tímida. Así que me acerque a ella y le di un beso en los labios, para después tomarla de la cintura y cargarla hasta el baño.
-¡Edward!, basta bájame,- gritaba riendo.
-Te bajare cuando estés en el baño,- le dije riéndome, cuando comenzó a patalear. La deje sobre sus pies cuando estuvimos dentro del baño y había olvidado que había pedido que arreglaran el jacuzzi de una manera hermosa. Había pequeños pétalos de rosa bordeando el jacuzzi y unas cuantas velas aromáticas que no estaban encendidas.
Bella estaba con la boca abierta viendo todo el lugar, que en realidad estaba hermoso.
-Había olvidado que lo habían preparado anoche, pero tal vez podamos hacer uso de él ahora, claro si tu quieres,- le dije al oído rodeando con mis brazos su cintura para acercarla más a mí.
-Me encantaría,- dijo con un tono de voz completamente ronco por la excitación.
BPOV
Edward había preparado todo esto para mí y yo estaba conmovida por todo lo que este hombre había hecho para hacerme sentir bien. Anoche había muy dulce al momento de hacerme el amor y ahora estábamos en el baño donde él había pedido que preparan un jacuzzi completamente romántico.
Ahí rodeada por sus brazos con el detrás mío y sintiéndonos piel a piel, el mundo desapareció y solo él me importaba en este momento, ni siquiera mis padres que de seguro me estaban esperando porque no había llegado a dormir, más bien mi padre, porque estoy segura que mi madre ya sabía lo que pasaría.  Mas no me importo, en este momento solo existíamos Edward y yo, solos, a punto de entrar en un jacuzzi, hacer quien sabe cuántas locuras vinieran a la cabeza de Edward… y mía.
Me soltó un momento mientras lo veía ir a prender el jacuzzi y mientras este se llenaba, el comenzó a poner lo que reconocí como algunas sales aromáticas. Yo solo lo veía completamente embobada, moverse desnudo de un lado a otro preparando nuestro relajante baño. 
Cuando todo estuvo listo regreso a mí, me tomo de la cintura con sus fuertes brazos y me metió en el jacuzzi, el agua estaba en la temperatura exacta y se sentía deliciosa contra mi piel desnuda, el entro después de mí y se sentó para acomodarme entre sus piernas descansado mi espalda contra su fuerte pecho.
-Te amo Bella,- fueron sus primeras palabras después de un rato de silencio.
-Yo también te amo, demasiado- le dije con las lagrimas al borde, cuando me di cuenta de que tal vez nunca volveríamos a vivir algo tan lindo como esto, ya que la graduación estaba a solo unos  días y él se iría, quien sabe hasta cuándo lo volvería a ver.
-Siempre mi amor, aunque estemos a miles de kilómetros y separados por un enorme océano te voy a amar, prometo que regresare por ti cuando termine mi carrera, y formaremos nuestra familia, nos casaremos y tendremos hijos, estaremos juntos viéndolos crecer, hasta que ellos formen su propia familia y ya no nos necesiten, aun así yo siempre te voy a necesitar mi Bella, siempre, Te amo mi vida, nunca lo olvides.
Yo solo pude voltear a verlo directamente a los ojos y besarlo con todo ese sentimiento que tenía dentro de mí. Expresándole en ese beso que lo amaba y que anoche había suya para siempre y por siempre.
-Te prometo que te voy a esperar, nunca habrá otro hombre en mi vida que no seas tú, eres el primero y el único, solo a ti te voy a amar, solo a ti. Pero Edward…- dije algo insegura de si continuar, pero tenía que hacerlo, quería que él fuera verdaderamente feliz, así no fuera conmigo…- si tu encuentras a alguien más,- el empezó a negar frenéticamente con la cabeza y queriendo decir algo pero yo solo puse uno de mis dedos en sus labios para hacerlo callar,- ahora dices que no mi amor, pero si eso pasa, quiero que seas feliz, si encuentras a alguien más quiero que me lo hagas saber, sin culpas ni remordimientos, solo quiero que seas completamente feliz…,- termine diciendo con lagrimas en mis ojos y es que dolía imaginarme a Edward en otros brazos.
-Perdóname por ser egoísta, pero yo no puedo desearte lo mismo, te amo demasiado para dejarte con otro que no sea yo mi amor, nunca, escúchame bien, nunca, habrá otra mujer que me haga sentir lo que siento contigo, regresare, te lo prometo, tu solo promete esperarme y seguirme amando como se que lo haces ahora.
Solo asentí, era incapaz de hablar, porque sus palabras llegaban a lo más hondo de mi corazón y de mi alma. Pero ahora solo disfrutaría de él, del tiempo que teníamos juntos en este momento, ya después me podría lamentar su partida.
-Ámame Edward, hazme el amor,- fueron las únicas palabras que le pude decir en ese momento.
-Ya te amo Bella, más que a nada ni nadie en este mundo.- y me beso, con una ternura y un amor indescriptible.
Me gire completamente para sentarme a horcajadas sobre él y seguirlo besando muy apasionadamente. Edward comenzó a besar mi cuello y después fue directo hacia mis erectos pezones que pedía un poco de atención, más no estaba para juegos previos, quera sentirlo muy dentro de mí así que con mi mano tome su miembro y lo ubique en mi entrada  y dejarme caer sobre él. Gemimos al unisonó al sentirnos compenetrados, como si fuéramos uno.
-Demonios Bella, eres demasiado estrecha, mi amor,- dijo Edward gimiendo, mas yo pare mis movimientos ¿eso era malo?, él pareció notar mi confusión ya que me tomo de la cadera y empezó a ayudarme a impulsarme,- y eso me encanta.- ok, eso significaba que no era malo.
-Ed… ¡EDWARD!,- grite demasiado alto cuando sentí su mano abriéndose paso entre nuestros cuerpos y el comenzaba a masajear mi clítoris con extrema maestría. Yo estaba al borde, Edward sabía exactamente qué hacer con mi cuerpo y que reaccionara de la manera en la que él quería.
-Estoy Cerca… Mi… Amor…,- me dijo entre embestidas y yo también lo estaba.
-Yo…Yo Tam…También,- conteste jadeando. Y lo sentí. Sentí como mi orgasmo llegaba, como la burbuja que estaba en mi vientre comenzaba a explotar y me deje ir, gritando el nombre del hombre al que amaba y que me estaba haciendo sentir de esta manera. Y también sentí como Edward llegaba junto conmigo en este maravilloso clímax.
Me recargue en su pecho dejando que mi respiración volviera a la normalidad, mientras él me abrazaba y acariciaba mi espalda, por un momento había olvidado que estábamos en un jacuzzi y que el agua seguía nuestros movimientos, y que ahora la habitación era un completo desastre por el agua desbordada, mas tampoco eso me importo. Yo estaba feliz en los brazos del hombre que amaba y amaría para siempre.
-Gracias mi amor, toda la sorpresa me encanto,- le dije a Edward cuando nos detuvimos en la puerta de mi casa.
-Me alegro de que te haya encantado,- dijo acercándose para darme un pequeño beso en los labios,- creo que Charlie no está contento,- me dijo soltando una pequeña risita.
-¿Por qué lo dices?,-pregunte desorientada, pero siguiendo su mirada me di cuenta de que mi padre se asomaba por la misma ventana que mis amigas y mi madre lo hacían ayer que salí con Edward.- No te preocupes mamá lo mantendrá a raya, pero creo que debo entrar sino el mismo me sacara del coche,- dije abriendo la puerta pero cuando lo hacía Edward me tomo del brazo y me volvió a besar de manera no muy casta, agradecí que los vidrios de su coche fueran poralizados, sino estaría segura que Charlie ya hubiera sufrido un infarto.
-Te amo, te veo en la graduación ¿de acuerdo?,- me dijo dedicándome una hermosa sonrisa.
-Si amo, te veo mañana, también te amo,- dije antes de darle un casto beso en los labios y encaminarme a la puerta de mi casa.
Al abrirla no me encontré con nadie, pero solo basto dar unos pasos más para que mi adorable padre me mirara con una cara que pocas habías visto cuando esta molesto.
-Lo siento,- fue lo primero que dije y agache mi mirada, esperaba que con esa disculpa le bastara y no preguntara donde había estado, porque no era tan sin vergüenza para decirle que había estado teniendo sexo con Edward.
-Ve a tu cuarto Bella,- ¿Qué?, enserio no me iba a regañar, apuesto a que leyó el desconcierto en mi mirada porque solo suspiro y dijo- es verdad, no me interesa saber donde, con quien, o que estuviste haciendo anoche, solo… espero seas responsable.- y se fue a la sala.
Ok… eso estuvo muy raro, pero hubo una cosa que no me paso desapercibida y fue la última frase que dijo “espero seas responsable”, y ahí caí en la cuenta de a qué se refería con eso y me quede en shock, ni Edward ni yo nos habíamos cuidado anoche ni hoy en la mañana, el no había usado condón y yo no tampoco estaba cuidándome.
-Bella, cariño ¿estás bien?,- escuche lejana la voz de mamá, pero solo pude asentir y subir a mi recamara.
Por dios, como no me di cuenta y el tampoco, él sabía que era mi primera vez debería saber que yo no sabía de estas cosas y aun así no se cuido. Me deje caer en la cama y sin darme cuenta me quede dormida aun con esos pensamientos en mi cabeza.
-Bella…,- escuche que alguien me llamaba a lo lejos- Bella, cariño despierta ¿no bajaras a comer?,- cuando abrí los ojos y enfoque mi vista mi a mi madre sentada un lado de mi en la cama sonriéndome.
-Amm, si, si ya voy, solo necesito cambiarme de ropa,- ya que no me había dado cuenta de que aun traía una ropa que Edward me había dado esta mañana cuando no tenía más que el vestido que ponerme, gracias a Alice que había empacado un pequeña maleta con un cambio de ropa, pude salir del hotel sin que con ese vestido que traía dijera que había tenido sexo con Edward.
-De acuerdo, mi niña, te esperamos abajo,- dijo mi madre saliendo de mi habitación.
Esa tarde la pase con mi madre y padre, que aunque sabía que para papá aun era difícil saber o tener una idea de que su hija ya no era tan inocente no hizo ningún comentario y me trato igual que siempre.
Yo me mantuve pensando en cómo le diría a Edward que ninguno de los dos nos habíamos cuidado ayer  y yo en la mañana, pero llegue a la conclusión de que no sabía cómo lo tomaría tal vez se enojaba y no me quisiera ver nunca más, así que decidí que si nuestro encuentro tenía consecuencias entonces ya las enfrentaría, además tal vez ni siquiera pasaba nada y yo ya estaba sacando conclusiones tontas.
Con toda esa maraña de pensamientos me dormí de nuevo, esperando que pronto todo se aclarara.







Hola Chicas y Chicos, aquí con un nuevo capitulo que espero sea de su agrado. Muchas gracias por sus comentarios niñas, de verdad los agradezco ya que con eso me ayudan a  mejorar. 
Me pidieron mi pagina en FF así que aquí se las dejo : http://www.fanfiction.net/u/2546048/LucyCullenSwan .                                                                                                                 Sigan dejándome sus comentarios, comentarios y si tienen dudas también. 
Agradecimiento especial para Lizzy que me ha ayudado mucho con este proyecto. 
Besos 

Lucy :)

miércoles, 22 de junio de 2011

Promesa: Capitulo 1


Summary: Bella y Edward son novios desde la preparatoria, al momento de ir a la Universidad se separan y ella promete esperarlo y el amarla por siempre…-¡Prometiste esperarme, Bella!- dije mientras ella solo lloraba- ¿Y ahora te casas?, ya veo cuanto me amaste…

Capítulo 1: Preparándose para separación

-Vamos Bella no estés triste el ya prometió que cuando ambos terminen la Universidad y sean las personas que quieren ser se volverán a ver- me decía por quinta vez en el día, y es que no es como si yo no lo creyera, pero en realdad tenía mucho miedo…
-Ya lo sé Ali, se que él lo prometió pero aun así, ¿Qué pasa si el encuentra a alguien mejor que yo?
-O tu encuentras alguien mejor que él- me interrumpió Alice, ganándose una mirada asesina de mi parte.
-No Alice, yo no encontrare a nadie mejor que Edward, tu sabes mejor que nadie que tu primo es el amor de mi vida, y que siempre lo esperare pase lo que pase.
-Si bueno, hoy dices muchas cosas, pero recuerda que por algo pasan las cosas
-¿Estás diciendo que tal vez por eso nos separaremos?, porque no somos el uno para el otro- pregunto con las lagrimas al borde, y es que siempre hablar de este tema me ponía sensible desde 
que habíamos decidido nuestras carreras y aun mas nuestros caminos.
-No Bells, dios mujer, que es lo que te pasa últimamente que estas de un llorón insoportable- me decía Alice exasperada por mi actitud, pero es que como ella no se iba a separar de Jasper ya que juntos estudiarían en Paris. Pero si yo no iba con Edward era porque papá quería que estudiara aquí Negocios Internacionales y me fuera familiarizando con la empresa, para que en un futuro yo pudiera hacerme cargo de las exitosas empresas Swan.
Edward lo entendía, pero mis amigos aun así decía que era un tontería perderme de todas las bondades de estar lejos de tus padres y disfrutar la etapa universitaria, ya que yo no la disfrutaría, durante mis estudios también estaría junto con papá en la empresa ayudándolo y aplicando mis conocimientos, ya que el gran puesto de Presidente de la empresa me estaba esperando o eso decía papá.
- Tu sabes lo mal que me pone hablar de este tema Ali, no me veo separada de eso además que…
-Toc, Toc- dijo Rosalie asomándose por la puerta de mi habitación- Wow Bella, te ves hermosa estoy segura que Edward se quedara con la boca abierta esta noche cuando te vea usando eso- dijo señalando mi vestido color rojo que estaba sobre la cama, y es que por eso es que tenía a la pequeña duende de Alice dando tremendos jalones a mi cabello y haciendo de mi cara lo que ella quería, ya que hoy tendría una cena romántica con Edward, mi novio desde que empezamos la preparatoria, según él esta cena no tenía más que el motivo de pasar un rato solos pero yo sabía que algo mas había en todo este alboroto.
-Bueno Bells, estas más que lista, ahora ponte la ropa interior que deje en el baño y sales para que Rose y yo te ayudemos a ponerte ese hermoso vestido.

Y aquí esta yo siguiendo al pie de la letra cada una de las indicaciones que me daba esta mujer centímetros más pequeña que yo y sin refutar. Ahí en la repisa del baño había una bolsa de Victoria´s Secret que me daba hasta miedo ver su contenido, “Vamos Bella no seas tan cobarde” me dije a mi misma antes de descubrir el contenido de esa bolsa del infierno, es que acaso tenía cara de bailarina exótica o algo por el estilo para que ese par me hiciera meterme en esas diminutas y transparentes pedazos de tela llamados “ropa interior”. Bufe completamente enojada con esas dos de ahí afuera pero estaba segura que si no me las ponía yo misma, ellas lo harían y sería mucho más vergonzoso.
Tome una gran bocanada de aire para darme el valor necesario y meterme en esa excusa de “ropa interior”, salí del baño con una bata ya que me daba mucha pena que me vieran con esas cosas tan pequeñas.
-Vaya!, ya era hora de que salieras Bells, pensaba que tenía que entrar y sacarte de ahí yo misma- decía Alice- ahora quítate esa horrenda bata y deja que te ayudemos a ponerte este hermosos vestido.
-Alice, no es necesario yo puedo ponérmelo sola- decía de manera nerviosa y atropellada.
-Te lo dije Alice, Isabella es demasiado inocente y no dejara que la veamos con esas hermosas piezas de lencería que le compramos- dijo Rose como si hubiera escuchado mis pensamientos- pero tampoco es como si nos importara, vamos Bella, quítate esa fea bata y deja que te pongamos hermosa para que mi cuñado se quede con la boca abierta cuando te vea.
-Alice y Rosalie, saben perfectamente bien que no dejare que me vean así, así que por favor salgan y dejen que yo me cambie sola que puedo hacerlo perfectamente- dije cruzando mis brazos por debajo de mi pecho y retándolas con la mirada… mala idea, sabía que estas dos no se irían hasta que no me cambiaran ellas mismas. Solté un suspiro y me deshice de la bata para que esas dos demonios terminaran de arreglarme, ya que al estás haciendo todos mis berrinches innecesarios no me di cuenta de que ya casi era de que Edward pasara por mí.
-Vez Belly, que te cuesta cooperar, además de que no se dé que te avergüenzas si te ves hermosa y tienes un cuerpo precioso, créeme que si yo fuera Edward dejabas de ser virgen hoy mismo- dijo Rosalie como si del clima se tratara.
-¡Rosalie Hale!, Dios mío que vergüenza- dije cubriéndome la cara con las manos.
-Lista Bells, te ves hermosa- me dijo Alice, la cual acaba de terminar de ponerme el vestido y yo no me había dado cuenta- ahora apresúrate a ponerte las zapatillas que Edward no debe tardar.
Fui e hice lo que me había ordenado por quien sabe qué vez en el día. Estaba muy nerviosa ya que como había mencionado Rose yo aun seguía siendo virgen y no estaba muy segura si mañana aun lo seguiría siendo. Con Edward habíamos decidido tomarnos las cosas con calma al contrario de todas las parejas de nuestro grupo de amigos que ya habían tenido relaciones, y no es que no estuviera segura de que Edward me amaba y yo lo hacía también, pero me aterraba el que pasaría si él se daba cuenta de que yo no era lo que él esperaba, si lo sé, soy demasiado insegura. Unos golpes en la puerta me sacaron de mis pensamientos.
-Bella, hija Edward esta aquí- me dijo mi madre entrando a la habitación.
-Si mamá, ya voy- me voltee hacía las chicas que no dejaban de verme con una sonrisa cómplice que en realidad no entendía- Gracias por todo a las dos, las veo en el instituto- les dije agradeciéndoles de corazón lo que habían hecho las dos por mí.
-Si luego nos cuentas qué tal te fue- me dijo Ali con esa misma sonrisa que no entendí.
-Amm, ok- me voltee hacia mi madre aun confundida por la actitud de estas dos- Prometo no llegar tarde mamá- mi madre hizo un gesto como si eso no tuviera importancia.
-No te preocupes, ve y diviértete con Edward- me dio un abrazo demasiado cariñoso y raro, ¿pero qué les pasa a estas mujeres?,- cuídate mucho- estoy segura que ese cuídate tenía algo mas implicado pero no quise preguntar.
-Claro, adiós chicas, adiós mamá. – me despedí aun un poco confusa, pero todo desapareció cuando lo vi. Ahí al pie de la escalera totalmente guapo estaba Edward con su hermosa sonrisa torcida y esos preciosos ojos verdes refulgiendo en su más grande esplendor. Me ayudo a bajar los últimos escalones de la escalera como el caballero que siempre ha sido y me envolvió en sus brazos dándome un pequeño beso en los labios.
-Te ves hermosa- fueron sus primeras palabras que hicieron que una enorme sonrisa apareciera por todo mi rostro.
-Gracias, tu también estas muy guapo.
-No mas que tu, te apetece si nos vamos ya, no quiero que perdamos nuestra reservación- solo asentí, ya que estaba completamente hipnotizada por su hermosa mirada, me condujo aun abrazándome hasta que llegamos a su coche donde me abrió la puerta y espero hasta que estuviera dentro para cerrarla, por la ventana pude ver a mi madre y mis amigas  asomándose a lo que solo negué con la cabeza sonriendo.
-En serio mi amor, estas hermosa, no sé si podre resistir el no golpear a unos cuantos que de seguro te estarán mirando cuando entremos al lugar donde te llevare.
-Pues entonces no se si yo pueda soportar no arrancarles los ojos a todas las que te miraran- dije siguiendo su broma- y ¿A dónde me llevaras eh?
- Es una sorpresa cariño, no seas tan desesperada – dijo dedicándome una de sus sonrisas torcidas que tanto amaba y me cortaban la respiración.
- Edward, estoy segura que ya todo el mundo sabe a dónde me llevaras menos yo y eso es realmente injusto – dije quejándome como niña pequeña, pero odiaba que todo el mundo se enterara de las cosas antes que yo.
- Mi amor, eso es porque es una sorpresa para ti y solo no podría haberlo logrado, así que deja de enfurruñarte y dame una de esas hermosas sonrisas que tu sabes darme ¿sí? – me dijo con una voz tan amorosa y suave que solo pude hacer lo que me decía y darle una sonrisa que estoy segura que pareció más una mueca que una verdadera sonrisa.
-Así que por lo que veo a donde me llevas esta fuera de la ciudad, ya que nos estamos alejando mucho- dije cuando vi que de la ciudad quedaba poco y todo lo que veía a mí alrededor era el espeso bosque de Forks.
-Mmmm, no lo sé, si te contesto  puede que eche a perder la sorpresa- por dios! De verdad no iba a soltar absolutamente ninguna pista.
- De acuerdo no me contestes, solo que te costara mucho tratar de contentarme eh, me estoy enojando demasiado por no saber a dónde me llevas – dije tratando de parecer enojada, pero creo que no funciono ya que el soltó una carcajada.
No sé cuantos kilómetros después Edward se estaba deteniendo cerca de un hermoso hotel, esperen ¿Hotel?, si al aparecer era eso un hotel, y no sé por qué razón comencé a sudar frio y me empezaron a temblar las piernas, claros indicios de nerviosismo. Digo no es que no quisiera estar con Edward pero es que de verdad que tenía mucho miedo de no ser lo que él esperaba, yo sabía que Edward ya no era virgen, el mismo me lo había confesado cuando aun éramos mejores amigos antes de comenzar a salir y por lo tanto el era más experimentado en esto que yo. Salí de mis cavilaciones cuando Edward  me abrió la puerta del coche mostrándome esa hermosa sonrisa torcida, si mi favorita.
-Vamos mi amor, espero que te guste- me susurro en el oído antes de pasar su brazo por mi cintura y comenzar a caminar. Al acercarnos me di cuenta de que nos dirigíamos a un restaurante que era parte del restaurante.
-Soy Edward Cullen y tengo una reservación- le dijo muy educadamente al anfitrión, el cual al revisar la lista nos dios un “Bienvenidos” y nos escolto hasta nuestra mesa.
En cuanto puse un pie dentro del lugar me di cuenta de que Alice tenía toda la razón al momento de meterme dentro de tan elegante vestido ya que este lugar por donde quiera que lo viera clamaba eso “Elegancia”.
-Edward, este lugar se ve muy costoso y elegante, nos deberías haber gastado tanto en mi- dije algo avergonzada, y no es que no poseyera con el dinero para pagarlo,  por favor, Edward Cullen era hijo del mejor médico de todo Forks  y el dinero para ellos nos era un problema, tampoco para mí lo era, mi padre tenía una empresa con diferentes sucursales en todo el mundo dedicadas a las inversiones, pero aun así no quería que gastara tanto dinero en mi.
-Te lo mereces Bella,- dijo tomando mi mentón para verlo a los ojos y dedicándome un sonrisa tierna- además de que lo dices como si fuéramos pobres y digo, no seremos millonarios- “habla por ti” dije mentalmente, porque al menos mi familia si lo era y la de el también aunque nunca nos gustaba alardear de eso- pero tengo dinero para solventar todo tu sorpresa del día de hoy.
Un momento, ¿dijo todo para tu sorpresa del día de hoy?, ¿es que faltaba más?.
-Eso quiere decir que cenar en este lujoso restaurante, no es solo mi sorpresa?, pregunte algo sorprendida.
-No en realidad,- dijo algo ¿avergonzado?, - después de que terminemos de cenar sigue tu siguiente sorpresa, que espero te guste.
Me quede sin habla, este hombre era realmente fenomenal. Cenamos comida italiana, que sin duda era mi favorita y que además sí que la sabían preparar en este lugar ya que estaba exquisita. Cuando salimos del restaurante en lugar de regresar al auto como pensé que lo haríamos, el tomo mi mano y me dirigió al hotel…oh oh, creo que aquí es cuando me pongo nerviosa… Llegamos al lobby donde Edward se acerco a una de las recepcionista y pidió una llave. Cuando nos entregaron la tarjeta nos encaminamos hacia los elevadores sin decir ni una palabra, la verdad es que estaba muerta de miedo por lo que pudiera pasar esta noche. Al llegar a nuestra puerta Edward me dio un leve apretón en la mano de la que me mantenía tomada y me hizo voltear y verlo a los ojos.
-Bella, quiero que sepas que el que estemos en este lugar, no significa precisamente lo que estoy seguro que estas pensando en este momento amor,- me dijo dulcemente y viendo con una ternura infinita. Dios, mil gracias por dejar que este asombroso hombre me ame.
-Edward yo…- intente hablar pero él me calló.
-Bella, solo entremos y deja que te explique ¿sí?- me pidió.

-Sí- fue todo lo que pude decir.
Al entrar casi se me cae la baba, el lugar estaba decorado de una manera hermosa, había una mesa con champagne y dos copas, además de unas cuantas velas y algunos postres como fresas con chocolate las cuales eran ms favoritas. Al centro de la habitación había una enorme cama con un dosel precioso cubierto por un velo transparente que la hacía verde como de cuento, había solo una hermosa rosa en el centro de esta. 
-¿Te gusta?- me pregunto Edward con un dejo de nerviosismo y duda en la voz. Ahí caí en la cuenta de que no había dicho absolutamente nada desde que entramos a la habitación.
-Sí, muchas gracias, me encanto Edward, - dije a punto de soltarme a llorar, corrí a abrasarlo y besarlo como nunca lo había hecho, bueno salvo esas veces en las que nos pasábamos de nuestro autocontrol establecido y teníamos que separarnos jadeando en busca de aire, pero esta vez no me detuve, al ver todo lo que él había hecho por mí, deje de tener esas dudas que tanto me atormentaban. Estaba dispuesta a entregarme a Edward esta noche.
-Bella, amor, espera tenemos que parar- me decía Edward cuando nos separamos en busca de aire.
-¿Por qué?, ¿Tú no quieres?- dije viéndolo directamente a los ojos esperando su rechazo.
-Claro que quiero, mi amor. Pero aquí la pregunta es ¿Tú lo quieres? O más bien, ¿Tú estás segura?- me dijo mirándome con esa ternura con la que siempre lo hacía, y mientras me perdía en esos hermosos ojos color esmeralda supe la respuesta…
-Sí, si Edward, quiero entregarme a ti, ya lo he hecho en alma, pero también quiero hacerlo en cuerpo, quiero ser tuya mi amor- dije mientras veía como sus ojos brillaban con una emoción que nunca había visto.

-Te amo Bella, más que a nada, ni nadie en el mundo, mi amor- dijo solemnemente.
-Como yo a ti- conteste de la misma forma.
Edward se fue acercando hasta que sus labios estaban sobre los míos, y yo solo pude seguir el ritmo de ellos…


Promesas: Prologo


Prometí por el bien de ambos olvidarlo, como también prometí hace años esperarlo y amarlo por siempre.
Lo último lo cumplí, lo sigo amando como nunca he amado ni amare a nadie, pero esperarlo no pude, no cuando la vida me dio una puñalada por la espalda y me quito lo que más amaba.
Mas ahora, el piensa que lo engañe, que no lo amo y que soy la peor mujer del mundo, y yo quiero que siga pensando eso, ¿Por qué?, Porque no soportaría que me odiara mas por no haber sido capaz de cuidar algo tan hermoso y de ambos.
Lo amo demasiado como para que sufra conmigo, por eso estoy aquí, a punto de casarme con un hombre por el que lo único que siento es cariño y agradecimiento por estar en los momentos más difíciles de mi vida.
Aquí y ahora Dios mío, solo te puedo pedir que hagas que Edward encuentre a alguien más, que lo haga enormemente feliz con quien que pueda formar la familia que siempre quiso conmigo…
Mire una vez más la suave arena bajo mis pies donde había escrito su nombre, el cual una de las olas se lo llevaba, ojala así se lo llevara de mi corazón… Mire el anillo que Edward me había dado en la graduación como una promesa y que yo lo había guardado celosamente siempre y que lo llevaba colgado en una cadena en mi pecho, donde también él, Edward, estaría ocupando un enorme lugar para siempre. Lo tire lejos, al océano, deshaciéndome de él, como esperaba hacerlo algún día de todos esos hermosos recuerdos que compartimos juntos; Cuando nos conocimos, cuando comenzamos a hacernos amigos, cuando me pidió ser su novia, mi primera vez, cuando me hizo suya y me profeso un amor infinito con solo su cuerpo… sonreí con lagrimas en los ojos ante ese recuerdo…
“Te amo, mi amor, por siempre…”, fue lo último que dije antes de regresar a casa donde me estarían esperando para prepararme para mi boda…